miércoles, 13 de enero de 2010

Inolvidable Gertrudis


Ella vino a este mundo ya con mucho carácter. Recuerdo la primera vez que la vi, abrí la puerta de una habitación y allí, al fondo, muy pequeñita estaba ella. Salio corriendo hacia mi y la cogí al vuelo, atigrada gris, con ojitos de pilla y un corazón que se le salía del pecho. Quería jugar!!!!!!!!!!!!
Aquella noche me quede a dormir con ella… quiero decir, a jugar con ella, porque yo no pegue ojo, todo el rato salta por aquí, salta por allá, y justo cuando estaba amaneciendo decidió que había llegado la hora de cerrar los ojitos y casi roncar de placer. Nos quedamos las dos dormiditas.
Gertru conoció a su hermanito grande, Jaime, con el que trasteaba y al que hacia moverse de un lado a otro para seguir su ritmo. Aprendió enseguida a subir las escaleras del duplex de mi hermana, y así consiguió mantenerse en forma.
Pero los años no pasan en balde, y con la edad comenzó a tener la curvita de la felicidad, ella tan pequeñita y tan gordita que parecía una bolita.
Este año la detectaron un tumor. Fue muy triste, pero también nos dieron esperanza, había que amputarle la pata izquierda trasera y las posibilidades de que no se reprodujera serían muy altas. Mi hermana decidió que la gata se sometería a la operación, fueron días muy duros y difíciles. Gertrudis tuvo que pasar por pinchazos, tratamientos y visitas al veterinario que la hicieron muy difícil el querer continuar. Pero cual fue nuestra sorpresa que se adapto perfectamente a su nueva situación, y a los pocos días de la operación ya estaba afilando sus uñas en el sofá. Nos encantó. Nunca un hilo sacado del sofá fue tan celebrado.
El verano lo pasó tranquila, adaptándose.
El Octubre visitamos nuevamente el veterinario porque mi hermana la veía mal, decaída y con los mismos síntomas que la otra vez. Las radiografías que le hicieron nos mostraron una nueva situación dolorosa. No sabemos si continuación de la anterior o producto de una nueva.
El pasado 13 de Diciembre no pudo continuar y su visita al veterinario fue la última. La metimos en una cajita preciosa y la incineramos.
Se fue, para siempre.
Jaime ha dejado de hacer ciertas cosas que antes hacía con Gertrudis. Curioso. Seguro que también la echa de menos.
Hoy, un mes después seguimos recordándola con mucho cariño. Mi hermana dice que parece que nunca haya estado aquí. Pero no es cierto, ella estuvo a nuestro lado muchos años y seguirá en nuestra mente y en nuestro corazón muchos más.
Un abrazo felino, inolvidable Gertrudis.